En 1898, Lisímaco Palau escribió un libro llamado «El Abogado en Casa», el cual se presentó como un formulario de modelos para la redacción de pólizas, memoriales, escritos, contratos y documentos públicos y privados, los cuales el autor afirmó haber adaptado a las leyes de Colombia. Al parecer, ese libro fue muy popular, porque a mis manos llegó, digitalizado, la octava edición de ese libro.
La existencia de ese libro, y el que haya tenido como 8 ediciones, demuestra que en Colombia siempre ha existido un mercado dinámico de venta de minutas, modelos y formatos de todo tipo, que usan abogados y no abogados para facilitar su trabajo. Gracias a esto no solo han hecho dinero autores como el abogado Lisímaco Palau, sino otras personas que han montado negocios similares, entre las cuales se destaca Formas Minerva, Legis, Equidad Seguros, Leyer y empresas similares que, para ser sinceros, lo único que hacen es hacer dinero a partir de un bien público, como lo es la ley.
Paralelo a esto, surgieron abogados que se hacían cerca de espacios públicos, y ofrecían el servicio de redacción de minutas, derechos de petición y contratos de todo tipo, los cuales buscaban ser más precisos e individualizados de las minutas preformateadas de las papelerías. En Cali, por ejemplo, el negocio llegó a ser tan grande, que la Alcaldía de Cali les tuvo que adaptar un espacio para que pudieran seguir trabajando, cuando se renovó la Plaza de Caicedo durante la primera alcaldía de Jorge Iván Ospina.
Nótese que en su momento, la Corte Constitucional se refirió a este tema de los escribientes en espacio público, tal como se observa en la sentencia T-660 de 2002.
Y aunque hoy hay menos escribientes, hoy en día sus servicios son usados por mucha gente que aún cuenta con ellos. Como ocurre en Cali y en Ibagué
Estos escribientes, por cierto, recibían el nombre de tinterillos, palabra que hoy en día adquiere una connotación negativa porque se usa para describir al abogado tramposo, bruto, y camorrero, que solo sirve para promover el abuso del derecho y el exceso ritual manifiesto a través de acciones judiciales que son un cáncer para la justicia. Sin embargo, decidí utilizar el término para titular el artículo, ya que es bueno que rescatemos su acepción original, ahora que está surgiendo toda una generación de cybertinterillos que venden o regalan minutas de todo tipo a través de Tiktok, Instagram o páginas como esta.
Y es que todos los abogados somos, en cierto modo, tinterillos. En algún momento de nuestra labor profesional el abogado termina haciendo y vendiendo minutas. Sea un abogado prestante, o uno de escasos recursos, el abogado finalmente tiene que redactar algo para ejercer su labor, y es apenas natural que estos formatos los siga usando para simplificar su trabajo. Incluso, quien haya sido dependiente judicial, o haya tenido un dependiente, sabrá lo normal que es el robo de minutas para terminar haciendo lo mismo que hace el abogado víctima del robo.
Todo esto se los cuento para que quede claro que no es malo comprar o vender minutas. No es malo ganarse la vida haciendo lo que sabemos hacer, y nadie debería ser menospreciado solo por dedicarse a vender minutas, mucho menos por otros abogados y su asquerosa maña de estar pidiendo, o robando minutas para todo. Créanme cuando le digo que el robo, el plagio o el tráfico de minutas se da hasta con el mejor abogado de la mejor universidad de Colombia, hasta con el senior de un bufete de abogados, o hasta con el servidor público que llegó a un cargo por concurso de méritos. Y si no lo hace directamente, lo hace indirectamente, ya que los secretarios, los pasantes o judicantes que les asignen van a basarse en una minuta para cumplir con lo que les pida el jefe.
¿Entonces cuál es el problema?
El problema surge cuando estos cybertinterillos venden sus minutas como producción propia, y tras del hecho las venden como si fueran milagrosas, efectivas y hasta garantizan resultados positivos con ellas.
Hay un caso muy sonado de unos abogados que vendían minutas para salir de Datacredito, que se promocionaban en Tiktok a través de una imagen de marca cuestionable. En su publicidad, prometían que las personas que compraran sus minutas saldrían de Datacredito, recuperarían su vida crediticia, y hasta enseñaban a otros a hacer lo mismo de vender minutas. A su vez, las personas compraron estas minutas de buena fe, esperando esos resultados prometidos. Algunos tuvieron suerte, y les funcionó porque necesitaban borrar reportes sencillos, con entidades que no son tan problemáticas. Quienes llevamos años bajando reportes negativos, sabemos cuáles son. Sin embargo, la gran mayoría de estos compradores no van a ver los buenos resultados, y cuando esto sucede recurren a otros abogados con más experiencia para que revisen por qué no funcionaron esas minutas.
En mi caso, como abogado experto en la eliminación de reportes negativos, he comprobado con tristeza como estas minutas están llenas de errores de ortografía, son farragosas, densas, y poco originales. Es triste saber que alguien pagó por una minuta donde piden a un acreedor que declare la prescripción de una deuda, incurre en faltas de ortografía imperdonable, e incluso quien la redactó no borró cosas que están en la minuta que preformateó para hacer lo que le vendieron al usuario final. Para ilustrar mi punto, les mostraré extractos de un grupo de minutas que le vendieron a un cliente que estaba asombrado porque sus minutas no funcionaron.
El primer error lo encontramos en que no se le pide al Juez de tutela declarar la prescripción de una obligación mediante tutela, dado que la jurisprudencia han dejado claro que el accionante puede recurrir al proceso establecido para ello, a menos que se deba evitar un perjuicio irremediable, cuya existencia es imposible de probar con una minuta.

Otro error lo encontramos en la petición que le dirigieron a la entidad. Nótese la existencia de errores de ortografía, la cita de leyes completas (en vez de simplemente mencionarlas), y la ausencia de un estilo de redacción que, para un producto que se supone se está vendiendo, es indispensable.

Es asombroso como se confunden peras con manzanas, dado que si lo que se pretende es bajar un reporte negativo, no tiene sentido hablar de prescripción.

Pero esto no es lo peor: Lo peor viene cuando el cliente pierde las acciones y no ve los resultados. En el caso expuesto, el abandono es total, y no vuelve a saber nada de estos abogados. Llegan incluso a acusar al comprador de no haber seguido sus instrucciones, cuando justamente las siguió y no vio resuelto su problema. En el caso del cliente desafortunado de mi ejemplo, el personaje tomó la consulta jurídica especializada conmigo, y en ella le expliqué lo que tenía que hacer después, si quería ver eliminado su reporte. Le informé el costo, pero no lo quiso pagar. Supongo que esperaba que le vendiera más minutas para seguirlo intentando por sí mismo.
En contraste, otro cliente que se vio en la misma situación si me pagó, y continuamos con el proceso de eliminación de reportes negativos desde donde quedó con las minutas. El resultado saltó a la vista: A los 10 días hábiles después de haberme contratado, esta persona ya no tenía reportes negativos. Antes de hacerlo, llevaba dos meses sin saber qué hacer porque la respuesta negativa que recibió de la entidad a la cual le envió las minutas que compró.
Entonces, para responder a la pregunta del título, el problema no es la venta de minutas, sino la venta de falsas esperanzas con minutas inmundas y mal hechas.
¿Debo comprar minutas o debo contratar a un abogado experto?
Los abogados no vamos a ser reemplazados por las minutas, ni quienes las venden nos van a quitar trabajo. Por el contrario, este tipo de mercados dinamiza el sector, y lleva a que más personas consuman servicios jurídicos, dado que muchas personas no saben qué hacer después de recibir el resultado negativo producido por usar minutas, o se meten en problemas mayores como consecuencia. Por lo tanto, no nos preocupa, ni debe preocuparnos, que hoy existan abogados que venden minutas por internet, si bien debemos rechazar con contundencia la venta de minutas mal hecha y el engaño a clientes.
Sin embargo, los no abogados deben entender que la venta de minutas responde a dos necesidades: La imposibilidad de pagarle a un abogado, y las alternativas que se exigen para hacer cosas sencillas por los propios medios. Así que, si no tiene para pagar un abogado, o considera que el tema es sencillo, compre minutas. Para el caso de eliminación de reportes negativos, que es el motivo que me llevó a escribir este artículo, no hay ningún problema con que compre minutas. Pero independiente de los motivos de su existencia, lo que compra es lo que recibe: El que compre minutas debe entender que no recibirá acompañamiento personalizado, las minutas no se ajustarán a su caso particular, no anticipan problemas que puedan surgir y no garantizan resultados por sí mismas. También debe entender que, para muchos casos, necesitará pagarle a un abogado de todas maneras, así cuente con la minuta.
Por ello, si necesita eliminar sus reportes negativos, y quiere ir a la fija con el buen servicio, la atención personalizada y el enfoque personalísimo en el abordamiento de su caso, lo mejor es que tome el servicio de eliminación de reportes negativos, al cual puede acceder desde el WhatsApp 3042874360. Verá la diferencia.
2 respuestas a “Ventas de minutas para salir de Datacredito: Los tinterillos en el ciberespacio.”
Las personas que estamos con reportes negativos en las centrales de riesgo, desconocemos como proceder y otros sabemos que hacer pero no tenemos una clara dirección.
He pagado en 2 ocasiones abogados de las redes sociales y concluí al final que me dicen lo que ya tengo conocimiento y he investigado por mis propios medios y si le quitan el dinero, uno de esos abogado me propuso declararme en insolvencia pero me cobraba mas que la casa de cobranza es ridículo, prefiero llegar a un acuerdo.
En cuanto a los formatos es verdad lo que dice el articulo, le tiran los formatos y que uno se defienda, un buen abogado llega a un acuerdo donde todos ganemos es mi pensamiento.
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Estoy 100% de acuerdo con usted. Desde hace algún tiempo me familiaricé con su página «De Hechos y Derechos» y siempre usted ha demostrado mucho profesionalismo en sus consejos y/o comentarios.
Muy pronto le escribiré a su WhatsApp para que por favor me cotice sus servicios por un asunto que tengo. Aunque vivo en Medellín sé que usted también ejerce de manera digital. Un saludo .
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